Me gusta pensar que soy constructor de unos rompecabezas muy especiales en donde las piezas están formadas por libros que conforme los leo van creando en mi mente imágenes que me acercan a entender un poco mejor el mundo en el que vivo.

Cada pieza del rompecabezas necesita ser construida en mi mente y es seleccionada en base a mi curiosidad. Si quiero, por ejemplo, construir un rompecabezas sobre la inteligencia humana, en principio no tengo idea cuál es la imagen final que tomará ese concepto en mi mente. Primero tengo que construir los pequeños componentes que me dejen al menos crear unas cuantas piezas de como se podría ver la imagen final, que siempre queda inconclusa pues mientras más avanzo en el conocimiento de algo, más encuentro que se expande lo que me falta por saber.

Cada pieza es entonces una asociación de pequeños conceptos e ideas que voy construyendo hasta que se convierten en una imagen que puedo identificar como unidad del rompecabezas. La mayoría de los libros son en sí mismos rompecabezas completos formados por miles de piezas y a su vez son también una sola pieza de un rompecabezas más grande. Por otra parte algunas de las piezas tomadas de ese libro pueden formar parte de otro rompecabezas.

Cada rompecabezas está formado por miles de piezas que a la vez son parte de otros rompecabezas pues todo en este Universo está conectado y es un componente de algo más.

Entender a fondo cualquier cosa es un proceso que lleva años porque hay muchas piezas que construir para encajarlas en el lugar y tiempo correctos del rompecabezas que le corresponde. Conforme construimos muchas piezas y le vamos encontrado lugar a cada una, alguna imagen clara va surgiendo, pero será solo una parte pequeña de la gran imagen que pudiera abarcar toda el área de conocimiento de lo que estamos tratando de comprender.